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miércoles, 22 de enero de 2014

Exámenes, instituto... nadie me dijo que fuera así.

Bueeeeeno, hola a todo el mundo, espero que estéis bien (menos los que no tenéis exámenes, esos os podéis ir a pastar y a ser felices a otra parte).
En la entrada de hoy vengo a hablar de esa gran e idiota ilusión que teníamos todos del instituto mientras estábamos en la primaria, porque lo que nosotros pensábamos... era algo así:

"Oh, ya verás, unos pasillos enormes y un montón de gente diferente riendo, taquillas forradas de fotos y animadoras dándose el lote en el baño, chicos mayores guapos, hacer pellas, muchos más amigos, peleas e historias dignas de cotilleo y un salón de actos increíble" JA JA Y JA. Que bonito era todo ¿no? Que poco había que estudiar ¿verdad? Y una mierda.

Porque, a pesar de que los españoles tengamos este tipo de ilusiones por culpa de series como "Glee" y películas americanas, es que somos imbéciles. Porque en mi instituto por no haber, no hay ni bachillerato (pero ese es otro tema) ¿Animadoras? ¿Y que iban a animar? Venga por Dios, en mi instituto apenas podemos andar por el pasillo ¿Iban a caber taquillas? El salón de actos, otra ilusión, el mio son sillas SILLAS NORMALES, NO BUTACAS y un trozo madera que hace "de escenario" con sillas y banderas. Ah, y no caben más de 50 personas, que eso es lo mejor.

Y lo que parece que todos habíamos olvidado, es que en los institutos de la vida real SE ESTUDIA. Yo algún día, quemaré mi instituto, estoy segura (coña) Pero de momento solo puedo disfrutar del puente y estudiar, ais. Sed felices, un beso!


jueves, 16 de enero de 2014

Amar es destruir y ser amado, es ser destruido-Cazadores de sombras


—Había una vez un niño. Cuando el niño tenía seis años, su padre le dio un halcón para que lo adiestrara. Los halcones son aves rapaces... que matan pájaros, le dijo su padre, son los cazadores de sombras del cielo.
»Al halcón no le gustaba el niño, y al niño tampoco le gustaba él. Su pico afilado lo ponía nervioso, y sus ojos brillantes siempre parecían estarle vigilando. El ave le atacaba con el pico y las garras cada vez que se acercaba a él. Durante semanas, no dejaron de sangrarle las muñecas y las manos. Él no lo sabía, pero su padre había seleccionado un halcón que había vivido salvaje durante más de un año, y por lo tanto era casi imposible de domesticar. Pero el niño lo intentó, porque su padre le había dicho que hiciera que el halcón le obedeciera, y él quería complacer a su padre.
«Permanecía junto al ave constantemente, habiéndole para mantenerla despierta e incluso poniéndole música, porque se suponía que una ave cansada es más fácil de domar. Aprendió a manejar el equipo: las pihuelas, el capuchón, la caperuza, la lonja, la correa que sujetaba el halcón a su muñeca. Se suponía que debía mantener ciego al halcón, pero no tenía valor para hacerlo; en vez de eso intentó sentarse donde el pájaro pudiera verlo mientras le tocaba y le acariciaba las alas, deseando con todas sus fuerzas que aprendiera a confiar en él. Le daba de comer con la mano, y al principio el halcón se negó a comer. Más tarde comió con tanta ferocidad que el pico hirió al niño en la palma de la mano. Pero el niño estaba contento, porque era un progreso, y porque quería que el pájaro le conociese, incluso aunque el ave le dejara sin sangre para conseguirlo.
»Empezó a ver que el halcón era hermoso, que sus alas delgadas estaban pensadas para la velocidad en el vuelo, que era fuerte y rápido, feroz y delicado. Cuando descendía hacia el suelo, se movía como la luz. Cuando aprendió a describir un círculo y posársele en la muñeca, él casi gritó de júbilo. A veces el ave saltaba a su hombro y ponía el pico en sus cabellos. Sabía que su halcón le quería, y cuando estuvo seguro de que no sólo estaba domesticado sino perfectamente domesticado, fue a su padre y le mostró lo que había hecho, esperando que se sentiría orgulloso.
»Pero en vez de eso, su padre tomó al ave, ahora domesticada y confiada, en sus manos y le rompió el cuello. Te dije que hicieras que fuese obediente —le dijo su padre, y dejó caer el cuerpo del halcón al suelo—. Pero tú le has enseñado a quererte. Los halcones no existen para ser mascotas cariñosas: son feroces y salvajes, despiadados y crueles. Este pájaro no estaba domado; había perdido su identidad.
»Más tarde, cuando su padre le dejó, el niño lloró sobre su mascota, hasta que finalmente el padre envió a un criado para que se llevara el cuerpo del ave y lo enterrara. El niño no volvió a llorar, y nunca olvidó lo que había aprendido: que amar es destruir, y que ser amado es ser destruido.

martes, 14 de enero de 2014

El secreto de la felicidad-John Lennon

Cuando yo tenía 5 años mi madre decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela me preguntaron que quería ser de mayor. Yo respondí "feliz". Me dijeron que no entendía la pregunta y yo les respondí " vosotros no entendeís la vida"

sábado, 11 de enero de 2014

Tanto tiempo y para qué.

Ay. Tanto tiempo sin escribir es muy normal en mí, lo sé, pero eh, que aún así me cuesta empezar una entrada después de meses sin hacerlo. Sé que apenas nadie me lee, pero bueno, este blog está aquí básicamente para que escriba cuando lo necesito y ahora, realmente lo necesito.
Aquí estoy, en mi habitación, con "If i die young-versión glee" de fondo, los sentimientos a flor de piel y sin saber que he hecho este año y cuantas Lauras he sido.
Aún recuerdo cuando el 2012 estaba a punto de acabar y conocí a gente nueva, puede que dos o tres personas, pero que personas. Sufrí una transformación, dejé mi inocencia en algún sitio que aún busco, porque la quiero recuperar. Pero no estoy orgullosa, porque esa época lo único que me da es risa, verme en las fotos como una autentica choni, recordando que lo único que escuchaba en esos tiempos era reggaeton y rap, que las adidas eran lo único que abrigaban  mis pies y las sudaderas eran mi primera opción a la hora de vestir. Los morritos en las fotos del tuenti que no faltaran y estar viciada a Gandía Shore era ley de vida. Y sin darme cuenta empecé el 2013 y a las semanas un chico me juró un para siempre y yo me lo creí. Estaba harta de lo que era porque solo actuaba así para encajar, pero entonces, grupos nuevos de buena música llegaron a mi vida, las botas a mis pies y las sonrisas a las fotos. Recuerdo empezar a viciarme a series como "Glee" o "The walking dead", ver la fotografía como un arte y empezar a amar los libros de una forma exagerada. Ponerme enserio con el inglés, dejarme el pelo mucho más largo, leer las letras de Taylot Swift de pies a cabeza, y echar de mi vida a quién no merecía estar en ella, me ayudaron tanto a ser quién soy ahora que apenas le doy importancia a las lágrimas que derramé cuando quién me prometió un para siempre se marchó o me dejó ir a mí, porque qué bien estoy ahora. Ya no me callo nada, tengo amigos nuevos y veo las cosas de otra manera. Todo a cambiado tanto en un año que no sé muy bien si eso volverá a pasar este año, espero que sí, siempre y cuando sea tan bueno como esta vez. Aún tengo bajones y pienso cosas como "No me gusta mi vida" "quiero dar un cambio radical" y cosas así, but.
Que bueno es cambiar, oye. Y ahora siempre que tengo problemas, solo pienso una cosa "respira, ya pasará"

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